El Malibu es uno de los autos más emblemáticos de Chevrolet y en los últimos años ha luchado por posicionarse al frente del segmento de los sedanes familiares medianos. Desde la generación pasada ya había mostrado un avance importante en cuanto a diseño y tecnología, pero Chevrolet no estaba dispuesto a detenerse ahí por lo que presentó esta nueva generación con tecnología de punta y una evolución importante en todos los aspectos.
El exterior cambió considerablemente pero sigue teniendo el ADN del Malibu. La nueva parrilla que comparte el diseño del resto de la gama de Chevrolet le da una postura robusta, la línea de la cintura ayuda a mostrar un aspecto atlético y la parte trasera remata haciendo alusión el carácter deportivo del Auto.
El interior sigue siendo uno de los puntos más fuertes del Malibu. Los acabados y los materiales utilizados son de muy buena calidad. El diseño en el interior de esta nueva generación intenta recordarnos el pedigrí deportivo de la marca por medio de los relojes cuadrados que emulan un poco a los que encontramos en el Camaro.
Las vestiduras de dos tonos de la versión LTZ le dan un aire de lujo y nos recuerdan que el Malibu es un auto que puede entregarnos mucho más de lo que esperamos. Los controles son de fácil acceso y el diseño del habitáculo hace pone al conductor en primer plano pero sin olvidar a los ocupantes.
El espacio en las plazas traseras es bueno para llevar a cuatro adultos, 5 tendrán algunos problemas en viajes largos, y el espacio de la cajuela es bastante generoso. Los asientos son cómodos y tienen buen soporte lateral sin ser muy duros.
Probablemente el cambio más importante del Malibu para esta generación sea la incursión al mundo de los motores turbocargados. Nuestra versión de prueba que era la LTZ venía equipada con el motor cuatro cilindros turbo de 2.0 litros con 260 caballos de fuerza. Este motor le permite tener igual o más potencia que un V6 pero con mucho mejor consumo de combustible.
Esta planta de poder viene acoplada a una caja automática de 6 velocidades con cambios manuales activados por medio de botones en la misma palanca. Aunque el modo manual sirve mucho mejor de lo que esperamos al efectuar los cambios con precisión y rapidez para una caja de este tipo, la posición de los botones es bastante desafortunada, haciendo una tarea de buscar el botón en la palanca sobre todo en los cambios hacia abajo, por lo que al final del día es mejor dejarla en modo Sport y permitirle hacer su trabajo sola.
El comportamiento dinámico del Malibu es el esperado de un sedán familiar de sus características. Tiene a subvirar pero el control de tracción nos mantendrá a salvo en la gran mayoría de las ocasiones. A pesar de su tamaño y su peso el tren motor le ayuda a sentirse un auto hasta cierto punto ágil y la respuesta del acelerador y el poco retraso del turbo nos harán sentir en un auto de características más deportivas en más de una ocasión.
El Malibu es uno de los autos más importantes para General Motors, y esta nueva generación es la muestra clara de las intenciones que tiene la marca por seguir superándose al hacer mejores productos que ofrezcan más opciones para satisfacer a más clientes, sin olvidar a los seguidores que han sido fieles a la marca a través de los años. Definitivamente el nuevo Malibu vuelve a poner a Chevrolet como un serio competidor en el segmento de los sedanes medianos familiares.