Este sistema sirve para transmitir la fuerza o caballaje del motor a las ruedas, lo que permite un desplazamiento controlado. A diferencia de la caja automática, la manual ofrece mayor libertad al conductor, por lo que debe saber utilizarse y no olvidar su mantenimiento.
La caja manual o mecánica es casi siempre más eficiente que su equivalente automática y, por tanto, ahorra combustible. Por eso es más común verla en Europa, donde el combustible es más caro.
Aquí, en nuestro país, por tradición los autos están equipados con cajas manuales, aunque recientemente la caja automática ha ganado terreno, en parte también porque se ha vuelto más eficiente. Las cajas de transmisión continuo-variable, una tercera alternativa, son aún muy raras en el mercado mundial.
Para que pueda funcionar la caja mecánica, también conocida como estándar, necesita del clutch o embrague, controlado por medio de un pedal que sirve para separar al motor de la transmisión y que modula la transferencia de fuerza entre los dos subsistemas.
Cuando el pedal no se presiona el torque del motor pasa a la transmisión. Si se presiona por completo se desconecta, para que no pase la fuerza del motor a la transmisión.
Más allá del clutch la transmisión se vale de varios diferenciales, seleccionados por el conductor, para convertir la fuerza del motor en un toque útil y así poder mover al vehículo.
Tanto en las cajas manuales, como en las automáticas, la primera marcha es generalmente tipo overdrive, con una relación de entrada/salida menor que 1.0.
El primer paso para el correcto mantenimiento de una caja mecánica, es saber utilizarla. Esto implica manejar bien el embrague, para que dure varios cientos de miles de kilómetros. Por el contrario deberán realizarse recambios frecuentes de esta pieza.
Servicio de las cajas mecánicas
El lubricante se encarga de que el funcionamiento sea suave y que el desgaste de las partes de la caja sea mínimo. Recuerde que el calor generado por el uso, la presión interna y la fricción con lentitud desgastan el lubricante.
Además, pequeños restos metálicos, desprendidos de las piezas, se mezclan con el fluido, el cual también puede contaminarse con agua y por eso debe renovarse cada cierto tiempo. El recambio se realiza de acuerdo a las especificaciones del fabricante del auto o de la caja. Sin embargo, es práctica común renovar el lubricante de caja cada seis meses.
Por otra parte, el lubricante debe ser el especificado en las instrucciones de mantenimiento del fabricante. Un aceite más delgado no será efectivo y uno más grueso podría causar que las piezas no funcionen de forma adecuada.
Cualquier servicio que requiera la caja debe ser realizado por un taller calificado, porque no es un sistema fácil de reparar. Su buen funcionamiento es importante para la marcha del auto y si llega a fallar, porque está mal ensamblado, podría causar serios daños a otras partes del auto, incluso al motor mismo.
Cómo usar el embrague
Cuando maneje presione el embrague o clutch sólo cuando realice los cambios de velocidades. No lo haga mientras espera un cambio de luz del semáforo, ni cuando espere en un embotellamiento de tránsito. En esos casos coloque la palanca de marcha en neutro y sólo presione el pedal de freno si es necesario.
No force el pedal para lograr aceleraciones bruscas, de esa manera desgastará el clutch y otras partes del auto, antes de tiempo.
Revise la altura del pedal de clutch con regularidad. Si está muy bajo es probable que necesite graduación. Si ése fuera el caso acuda a su taller de confianza. Tenga en cuenta que algunos embragues no pueden graduarse, en cuyo caso será necesario su recambio. No se arriesgue a realizar composturas parciales, si no puede graduarse el sistema, aunque le aseguren lo contrario.