El combustible es inyectado directamente en la cámara de combustión de forma dosificada, a alta presión y con una exactitud de milisegundos, a través de las válvulas de inyección accionadas electromagnéticamente. De generar la presión necesaria, de hasta 120 bares, se ocupa una bomba de alta presión.
El ángulo de proyección y el grado de conicidad de la inyección se han optimizado en relación con el par motor, la potencia y las emisiones. Con la turbulencia del combustible se consigue una distribución singularmente homogénea de la mezcla de combustible y aire. Para una eficaz combustión.
Hasta las 3.500 rpm se ejecuta el principio de la doble inyección. La cantidad necesaria de combustible es distribuida en dos procesos de inyección consecutivos. Para una rápida activación de los catalizadores tras el arranque en frío y un par motor superior en el margen de carga superior.
El sistema DFI mejora la refrigeración interna de la cámara de combustión debido a que la formación de la mezcla tiene lugar directamente en el cilindro. El resultado se traduce en una mayor potencia con un grado de eficiencia aún mejor de los motores.
La inyección es regulada en función de la potencia requerida por la unidad electrónica de gestión del motor, que es la que controla constantemente la mezcla correcta de combustible y aire. Las sondas lambda estéreo vigilan las emisiones. Esto preserva el medio ambiente. Y ahorra dinero.