BMW es una marca que se ha preocupado por el manejo que entregan sus autos y cada uno de sus ejemplares está enfocado a dar la mejor experiencia posible detrás del volante dentro de sus respectivos segmentos.
Lógicamente en algunos modelos es necesario sacrificar un poco de desempeño para dar paso a una versatilidad necesaria, pero en segmentos como el de los roadsters no existe ese problema, por lo que el Z4 es un auto completamente lúdico diseñado para entregar una de las mejores experiencias tras el volante.
No es el BMW más potente ni el más rápido, pero es un BMW enfocado en la experiencia de manejar como ningún otro. Este convertible de dos plazas tiene un balance de peso perfecto, y esto se nota en su comportamiento dinámico.
A pesar del largo cofre, la distribución de peso 50/50 se logra gracias a la utilización inteligente de componentes ultra ligeros y a un muy buen trabajo de ingeniería en el que han logrado acomodar los componentes del auto en posiciones estratégicas para que el peso este repartido de formas iguales sobre los dos ejes.
Este es justo el tipo de vehículo que BMW quería crear, una maquina que te haga disfrutar manejarla. Esto se logra también creando un interior cómodo. A pesar del reducido tamaño del habitáculo, nunca te sientes atrapado cuando está puesta la capota. El espacio, aunque reducido, está muy bien distribuido, por lo que las dos personas que viajan en él van bastante cómodas.
El espacio de carga es bastante bueno para un auto de su segmento cuando el techo está arriba, lógicamente cuando se guarda ocupa parte de la cajuela por lo que el espacio de carga se reduce considerablemente, pero no desaparece del todo. El Z4 podrá llevar un par de maletas pequeñas incluso con el techo abajo, haciéndolo el auto perfecto para escaparte de la ciudad el fin de semana.
Nuestra unidad de prueba traía el motor 3.0 litros de 6 cilindros en línea con 300 caballos de fuerza y la caja de doble clutch de 7 velocidades. Las ruedas traseras están encargadas de transmitir la potencia al piso. La entrega de poder del motor es bastante buena y los cambios son sumamente rápidos. El turbo casi no presenta retraso, lo que le permite acelerar bastante rápido.
El comportamiento dinámico del auto está muy bien balanceado, presenta muy poco subviraje y es fácil de corregir utilizando la potencia que va a l eje trasero. LA dirección es precisa y la trompa apunta muy bien en las curvas. La retroalimentación del suelo al volante es muy buena sin ser intrusiva y la sensación general que da es que uno trae el coche puesto más que ir subido en él.
Al ser un auto que se diseñó desde el principio para no traer techo, su rigidez torsional es de primer nivel. Todos los defectos que tienen los convertibles que se basan en un sedán o coupé existente no se encuentran en el Z4.
Aunque el Z4 es lo suficientemente cómodo para ser un auto que se use todos los días, la versatilidad que da este segmento no es la mejor, por lo que queda perfecto como segundo auto, como auto de fin de semana en el que nos podemos escapar de las preocupaciones del día a día.