El Salón de Los Angeles continúa imparable en cuanto a novedades, con la presentación prematura de dos interesantes versiones de los Dodge más deportivos. La primera novedad es el Dodge Charger SRT8 Super Bee, una denominación estrenada en el año 1968. Basado en el Dodge Coronet, el Super Bee llegó a montar propulsores tan radicales como el Magnum V8 de 440 pulgadas cúbicas que a principios de los 70 entregaba 390 CV, permitiendo un 0 a 100 de menos de 6 segundos y un cuarto de milla en 13,7 segundos.
Lo mejor de todo es que el coche apenas costaba 3.000$ y tenía prestaciones de Shelby a una fracción de su precio. Era distinguible por su color característico y por un enorme bulto en el capó, que anticipaba algo muy grande bajo el mismo. En 1971, el pack Super Bee – que entre otras cosas incluía caja de cambios manual Hurst de cuatro relaciones o una suspensión deportiva – pasó a montarse sobre el Dodge Charger, a lo que la Dodge actual rinde homenaje con un Charger Super Bee del Siglo XXI.
La berlina deportiva es distinguible por sus franjas vintage sobre la aleta trasera, el color Detonator Yellow, detalles en el habitáculo o unas llantas específicas de 20 pulgadas. El equipo de frenado está firmado por Brembo, y el setup de suspensiones es ligeramente más radical. Por supuesto, bajo el capó sigue viviendo el impresionante 6.4 V8 HEMI de 392 pulgadas cúbicas, cuyos 470 CV son suficientes para pegar al asiento a su conductor, con un rugido fiero y brutal que brota de sus entrañas.
Por otra parte, la otra novedad de Dodge será el Challenger SRT8 Yellow Jacket. Su color Stinger Yellow es exclusivo y también apunta a tiempos pasados: ya existió un Dodge Challenger Yellow Jacket a principios de los 70, con motor V8 HEMI de 426 pulgadas cúbicas, además de una filosofía similar al pack Super Bee para el Charger/Coronet. El nuevo Dodge Challenger SRT8 Yellow Jacket presume de detalles estéticos como logotipos exclusivos y su color, que se traslada también al habitáculo.
Por supuesto, ambos coche comparten el propulsor, en el caso del Challenger acelerando de 0 a 100 km/h en menos de cinco segundos y bajando de los 13 segundos en el cuarto de milla. Ambos serán ediciones limitadas, exclusivas para el mercado estadounidense.