Léelo como "recorte de costes", léelo como "downsizing en pro del consumo y las emisiones", pero sea como sea, nos ha impresionado la medida anunciada por Volvo esta mañana, que dice que a partir de ahora reducirá su gama de motorizaciones progresivamente para quedarse únicamente con propulsores de cuatro cilindros tanto en su gama gasolina como en su gama diésel.
Para articular su nueva gama contará con nuevos motores, que prometen reducciones de peso de hasta 90 kilos, y de emisiones y consumo de hasta el 35%. Ahí es nada. Todo quedará plasmado en el Salón de Frankfurt con un concept car equipado con estos propulsores y con la tecnología KERS de volante de inercia que también se abrirá paso hasta los modelos de producción, un sistema que debería propiciar reducciones de consumo de cerca del 20%, con picos de hasta 80 caballos.
Así las cosas, si esto se traduce en una realidad inmediata, y se acaba fabricando el C30 Polestar en serie limitada, créeme que merecerá la pena pagar bien por él, ante la posibilidad de ser uno de los últimos cinco cilindros con mala leche de la casa sueca en su historia.
Puede que a Volvo no le interese ya "contar cilindros" (es lo que dice su nota de prensa), pero a nuestros oídos y a nuestro quemadillo que llevamos dentro sí que le gusta tener el máximo número de pucheros posible.