Ponte los dedos en las orejas, cierra los ojos y trata de olvidar todos los rumores que hemos leído durante los últimos meses sobre el abortado relanzamiento del A2, porque claramente eran incorrectos. Audi, cada día un poco más urbana, ha anunciado hace unos instantes la presentación en el Salón de Frankfurt del A2 Concept, semilla del que será su nuevo modelo pequeño a baterías. Con 3,8 metros de largo, 1,69 de ancho y 1,49 de alto, podríamos compararlo más con el A1 que con el anterior A2, con el que ya ni siquiera conserva su antiguo aspecto de monovolumen coqueto y hasta bonachón. La nueve generación es más dura, agresiva y cabreada, a pesar de que su concepción eléctrica y sus contenidas dimensiones auguran un propósito más instrumental que deportivo.
El prototipo, un muestrario de tecnologías y avances en diseño, destaca por el uso de faros delanteros LED, con diodos de distinta intensidad para configurar las luces cortas y largas; una luz de freno dinámica que se extiende sobre la carrocería dependiendo de la fuerza del pisotón; y pilotos traseros formados por emisores láser, que en los próximos años iremos viendo en cada vez más coches gracias a los esfuerzos de las grandes firmas de diseño y producción de componentes. De hecho, y a excepción de su comprensiblemente imaginativo habitáculo, el coche parece de lo más realizable desde un punto de vista visual.