Es lo más moderno de la gama de Audi y su denominación no deja lugar a dudas sobre el posicionamiento del nuevo A7: entre el A6 y el A8. Y aunque parezca una evidencia de mención innecesaria, lo cierto es que su filosofía podría definirse como de puente tendido entre esos hermanos de la familia.
Es algo más exclusivo y deportivo que el pequeño pero sin llegar al grado superlativo (en todos los sentidos) y aburguesado del mayor. Para empezar, su carrocería de cinco puertas roza los cinco metros (4,97) pero con una altura bastante reducida (1,42), lo que se traduce en un aspecto cargado de dinamismo, con cierto aire de coupé.
Es un coche realmente bonito, de esos que reclaman nuestra atención a su paso, tanto por un frontal cargado de personalidad, como por su silueta muy perfilada y sinuosa, sin olvidar la trasera presidida por el generoso portón que da acceso al maletero. Además, las ventanillas carecen de marca, otro detalle realmente elegante.