Stephan Winkelmann confirmó en una entrevista con Autocar las intenciones de Lamborghini de producir el Sesto Elemento en una corta serie limitada, de 20 unidades a lo máximo. Pero a diferencia de lo que contaban los rumores, el coche sería fabricado sólo para su uso en circuito cerrado.
Winkelmann, no sin motivos, recordaba lo carísmo que sería de homologar para su uso "de calle" un coche que parte de un chasis completamente nuevo, al que habría que incorporar dispositivos de seguridad "convencional". El precio de cada unidad podría exceder el millón de euros, quedando sólo al alcance de los clientes más pudientes, que además de poder rascarse tanto el bolsillo, puedan darse el lujo de comprarse un coche que no puede matricularse. ¿Conseguirá recoger las suficientes muestras de interés?