El cigüeñal es la pieza del vehículo, entre las que tienen movimiento, que gira a mayor velocidad y pesa más; no obstante, está proyectado para durar, sin ser reparado, tanto como el automóvil.
Normalmente se fabrican de aleaciones capaces de soportar los esfuerzos a los que se ven sometidos y pueden tener perforaciones y conductos para el paso de lubricante.
Las técnicas de construcción modernas, los juegos de montaje cuidadosamente controlados y los progresos en el campo de los lubricantes le aseguran un amplio margen de seguridad y una óptima fiabilidad. Sin embargo (y esto sucedía con mayor frecuencia en el pasado) se producen averías en el cigüeñal. Las más importantes son: La rotura por fatiga del cigüeñal y el rayado de las muñequillas.
La rotura por fatiga del cigüeñal: Se debe a que es producida por las vibraciones de torsión, por las solicitaciones anormales causadas por el bajo número de revoluciones, por el golpeteo contra la culata, por el encendido irregular en algún cilindro, y por el equilibrado incorrecto del cigüeñal.
El rayado de las muñequillas: Se debe a la lubricación y del filtrado del aceite. Esta circunstancia puede producirse por las causas más diversas: Acelerando el motor en frío cuando el aceite no está aún en circulación, tomando las curvas con el nivel de aceite por debajo del mínimo, viajando a plena carga con bajo número de revoluciones, o cuando el lubricante o la instalación de lubricación no funcionan correctamente.
En caso de rotura del cigüeñal es necesario cambiarlo junto con los cojinetes de bancada o de biela, y debe realizarse un nuevo equilibrado conjuntamente con el volante. Y en el caso de rayado de las muñequillas es necesario minorar las muñequillas del cigüeñal y proceder a su rectificación, volviendo a efectuar el montaje después con los cojinetes reducidos