Te gustaria este deportivo, Mazda Shinari





Por regla general todas las novedades que se anuncian de cara a un gran salón del automóvil se reservan hasta la fecha de su debut público, o como mucho, tienen una recepción privada de la que solo un pequeño grupo de privilegiados tiene constancia; VIPs, algunos medios invitados y miembros del propio fabricante. El Mazda Shinari es un caso un poco especial, dado que ha tenido un bautismo más o menos publicitado en Italia antes de su puesta de largo en el Salón de París. Pero es que la ocasión lo merece. Con él, la firma de Hiroshima inicia una nueva etapa, y establece sus fundamentos estéticos tras su separación de Ford.

El Shinari, que en japonés significa "resistencia a la torsión", ha sido moldeado siguiendo los fundamentos de un nuevo lenguaje de diseño denominado Kodo, a su vez, "alma" y "movimiento". En un principio no tiene por qué llegar a producción; como tal, su objetivo es servir de inspiración a los Mazda que serán lanzados durante los próximos años, y eso merece un vistazo más en profundidad. ¿No te parece?




La creación del Shinari parte de la mente de Ikuo Maeda, jefe de estilo de Mazda. Antes de crear el estilo Kodo, Maeda diseño el Mazda2 y el RX-8, modelo último que parece entreverse en este modelo conceptual. Pero su relación con Mazda va mucho más lejos; su padre, Matasaburo Maeda, dirigió el diseño del primer RX-7, así que podría decirse que los genes de la familia corren por la empresa casi tanto como por el coche. 

Frente al estilo Nagare, que llenaba sus prototipos de líneas extremadamente fluidas y difíciles de adaptar a determinados tipos de carrocería, Kodo, en palabras de Maeda, es "una forma con espíritu". Sus rasgos son orgánicos, aunque de una presencia más contundente. Buscan evocar "velocidad, tensión y seducción", en sintonía con "el tipo de atracción" que Maeda desea imprimir en los coches de Mazda.




El Shinari es antes que ningún otro el primer coche que Maeda ha podido diseñar siguiendo el diseño de su propia batuta. Para ello, encauzó los esfuerzos de los estudios de Mazda en Japón, Europa y Estados Unidos, que colaboraron en distintos aspectos del coche; la oficina japonesa, por ejemplo, perfiló el exterior, mientras que la estadounidense se ocupó del habitáculo. El resultado (aquí es donde se ve el trabajo de un director de diseño) es un coche extraordinariamente bien resuelto, sin desequilibrios que puedan poner en peligro el conjunto. 

Si te fijas en la carrocería, verás que el Shinari marca un punto y aparte con las obras anteriores de Mazda. Su dinamismo lo encuentra en líneas cortantes y bien definidas, como una singular barra de aluminio flotante que forma la parrilla, se adentra en los faros, y reaparece en los laterales del vehículo. Este detalle será una de las señas de diseño de los futuros modelos de Mazda, como las líneas de tensión que se dejan ver de forma fantasiosa hasta en los discos de freno del prototipo. Más dudoso es la utilización de botones "un toque" para abrir las puertas o las consabidas cámaras de visión posterior en lugar de los espejos retrovisores. Los faros, por su parte, tratan de ser más naturales, imitando el aspecto del iris de un animal.




Pero si el exterior del Shinari es distinto al de cualquier otro Mazda, su habitáculo está a años luz de distancia. Es minimalista y deportivo, rebosante de cuero, y sólo con los detalles en aluminio pulido necesarios para dar un toque elegante sin recargar. La cúpula de instrumentos se inspira en el diseño de relojes reales, e incorpora varias pantallas LCD a color. La sensación de espacio se consigue mediante el uso de unos asientos muy finos y la iluminación natural proporcionada por su techo acristalado. Es un ambiente que combina lujo y deportividad, que de nuevo, es la clase de imagen que desea proyectar Mazda en su nueva etapa como compañía independiente. 


  

Con todo esto dicho, lo más interesante del Shinari no es la espectacularidad de sus líneas, sino lo bien equilibradas que están. Aunque impresiona, su misión principal es sentar las bases de todo un nuevo catálogo de automóviles, y para ello, sus rasgos deberán adaptarse igual de bien a un Mazda2, que a un 6, que a un MX5, que a un CX-7. O tal vez... ¿un RX-9? Mazda permanece con la boca callada, pero mencionó que durante el desarrollo del Shinari se consideró la posibilidad de estar dando forma a un nuevo deportivo de cuatro puertas. Nada que confirme ni de lejos su existencia, aunque no por ello dejaremos de soñar con él...